
André Lhote, Rugby, 1917. Óleo sobre lienzo, 127,5 x 132,5 cm. París, Centre Pompidou. Foto: Rugby-Pioneers
El fútbol y el rugby, ambos nacidos del tradicional football británico, se difundieron en Europa y, en la segunda década del Novecientos, contaban ya con numerosos seguidores. En la mayor parte de los países europeos triunfó el fútbol pero en otros, como Francia, fue el rugby el que logró mayor éxito. En general, en los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, el football – ya fuese fútbol o rugby – era considerado un símbolo de modernidad y de energía vital. No es casualidad que durante los años 1913 y 1914 algunos protagonistas de los principales movimientos de la vanguardia de la época – cubismo y futurismo – dedicasen importantes obras de arte a dichos deportes como Dinamismo di un footballer de Boccioni sobre fútbol, o Les joueurs de foot-ball de Gleizes y L’Equipe de Cardiff de Delaunay sobre rugby. El ejemplo de estos artistas fue seguido por André Lhote.
La “via intermedia de la modernidad”: el cubismo de Lhote
André Lhote (Burdeos, 5 de julio de 1885 – París, 25 de enero de 1962) aprendió la técnica del tallado en madera de un artesano de Burdeos y estudió escultura decorativa en la Escuela de Bellas Artes local. A partir de 1905 se dedicó solo a la pintura; los artistas que más influenciaron sus primeras obras fueron Gauguin y Cézanne; más tarde se aproximó al movimiento cubista. En octubre de 1912 participó en la muestra de la Section d’Or en París, la exposición más grande sobre el cubismo organizada hasta la época; estuvieron presentes obras de los principales exponentes de dicha vanguardia (exceptuando a Braque y Picasso): Albert Gleizes, Jean Metzinger, Jacques Villon, Marcel Duchamp, Raymond Duchamp-Villon, Juan Gris y Fernand Léger. En aquella época, la pintura de Lhote no era propiamente cubista como demuestra Le Jugement de Pâris del año 1912, todavía un cuadro muy cézanniano.

André Lhote, Le Jugement de Pâris (El juicio de Paris), 1912. Valence, Musée de Valence. Foto: © Musée de Valence, photo Éric Caillet
Sin embargo, a partir del año 1913 fue más evidente la influencia cubista en las obras de Lhote, tal y como se puede observar en L’Escale. Si por un lado Lhote rechazaba la imitación pasiva de la realidad, por otro no quería que sus cuadros fuesen incomprensibles. Partía de la observación de la realidad y realizaba una “transposición plástica”: en resumen, Lhote transformaba aquello que veía en líneas, formas geométricas y manchas de colores, que organizaba en el cuadro según su propia sensibilidad. Estos “equivalentes de la realidad” no debían alejarse demasiado de las costumbres visuales de los espectadores, sino que debían conservar una unión clara con aquello que los había generado. Este procedimiento se puede observar en sus cuadros de tema deportivo.

André Lhote, L’escale, 1913. París, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris. Foto: Wikipedia
Los cuadros de rugby
En el año 1917 Lhote pintó Rugby, el primero de una serie de cuadros dedicados al rugby y al fútbol. ¿Por qué inició a interesarse por estos deportes precisamente cuando Francia estaba siendo golpeada por la Primera Guerra Mundial? En el país vecino, al igual que en Gran Bretaña, los deportes de equipo estaban considerados útiles para desarrollar virtudes militares y mantener la juventud en una atmósfera bélica: este concepto fue expresado con claridad en Les Jeunes Gens d’aujourd’hui, un libro de 1913 que tuvo mucho éxito en Francia. Además, en el Bouclier de Brennus, el trofeo que se entregaba al ganador del campeonato francés de rugby, contenía la inscripción latina “Ludus Pro Patria”, es decir “El juego para la patria”. Esta cultura que mezclaba deporte y nacionalismo estaba difundida por la Europa de la época y pudo tener influencia sobre Lhote. De todas maneras, sea dicho que nuestro pintor tenía más de un motivo artístico para interesarse por el rugby y por el fútbol; de hecho, desde el inicio de su carrera tuvo una sensibilidad particular por el movimiento y el ritmo.
“Todo se resuelve en una suerte de geometría viva, de combinaciones arquitectónicas en movimiento” (André Lhote, 1908).
“El ritmo es el elemento más puro y más natural de la Belleza y la constante comprobación de ello me produce algo parecido al vértigo” (André Lhote, 1907).
Era inevitable que su sensibilidad “dinámica” lo llevase a interesarse por el rugby y el fútbol: el football debía parecerle un tema excelente para poner a prueba su técnica pictórica, en particular su capacidad por pintar el ritmo, “el elemento más puro y más natural de la Belleza”. Además, quería demostrarse a sí mismo que podía competir con los artistas de vanguardia que antes que él habían tratado el tema del football: Boccioni, Gleizes y Delaunay.

André Lhote, Rugby, 1917. París, Centre Pompidou. Foto: Rugby-Pioneers
Rugby es uno de los cuadros más cubistas de Lhote y se aproxima al denominado “cubismo sintético”. En los primeros cuadros cubistas la realidad estaba descompuesta en fragmentos observados desde puntos de vista diversos y en momentos diferentes; la descomposición de lo real llevada al extremo hacía los cuadros difíciles de comprender: véase, por ejemplo, Le Portugais de Braque.

Georges Braque, Le portugais (El portugués), 1911. Basilea, Kunstmuseum Basel. Foto: Wikiart
Por dicho motivo, a partir del año 1912 Picasso y Braque empezaron a simplificar la estructura de sus obras: “sintetizaron” la realidad en formas más amplias y fáciles de descifrar, a menudo introduciendo pedazos de objetos reales con la técnica del collage. Por ejemplo, Guitarre de Picasso tiene una composición basada en amplias zonas de colores uniformes, alternadas con fragmentos de periódico y de papel pintado. La crítica definió como “cubismo sintético” a esta nueva manera de pintar.

Pablo Picasso, Guitarre (Guitarra), 1913. Nueva York, Museum of Modern Art. Foto: MoMA
En el plano de la composición, Rugby de Lothe se asemeja más a obras como ésta que a Les joueurs de foot-ball de Gleizes. De hecho, los jugadores, el campo y el paisaje están sintetizados en líneas y figuras geométricas sencillas de entender. En la mitad inferior abundan las zonas verdes, el color de la hierba del campo de juego. Arriba a la derecha predomina un gran triángulo azul, el color del cielo; a la derecha se ve un triángulo gris con tres jugadores que observan la acción principal. En la esquina superior izquierda hay un área gris verdoso con edificios esquemáticos, que sugieren que el partido se está jugando en el campo de una ciudad. Como en L’Equipe de Cardiff de Delaunay, Lhote crea la sensación de movimiento juntando matices contrastados; el color tiene la función de generar ritmo, pero no de imitar la realidad: lo demuestran las camisetas de los jugadores, todas diferentes entre sí. Como Dinamismo di un footballer de Boccioni, la energía dinámica nace del centro del cuadro y se irradia en las áreas periféricas. En el medio de la pintura los jugadores luchan por poseer el balón que no vemos; intuimos que se encuentra más allá del margen superior del cuadro, encima del brazo del jugador con camiseta rosa. En resumen, el balón, es decir el origen y el objetivo de la acción, está fuera del cuadro: de esta manera Lhote ha creado una tensión que no se resuelve dentro de los límites del lienzo, sino que se desborda en el espacio del espectador.
El siguiente cuadro es del año 1920 y, como el anterior, se titula simplemente Rugby.

André Lhote, Rugby, 1920. Óleo sobre lienzo, 148 x 179 cm. Colección particular. Foto: www.wikiart.org
También este cuadro representa a un grupo de jugadores que luchan por la posesión del balón, pero lo hace utilizando un lenguaje más próximo a la experiencia visual de los espectadores. Abundan los detalles realísticos que hacen fácilmente reconocibles a los atletas y el paisaje. El cuadro se basa en el contraste entre las líneas horizontales de las nubes, las diagonales formadas por los movimientos de los atletas y la verticalidad del jugador de la derecha y de aquél que porta el balón. Los colores contribuyen a generar ritmo y movimiento. En la zona superior izquierda se ven dos áreas de color beige que albergan edificios estilizados y la inscripción EVEN 12, detalles que sugieren un escenario urbano. Algunos años más tarde, Lhote repitió la composición de este cuadro en Partie de rugby, donde acentuó el uso de las líneas para delimitar las áreas de colores e introdujo una mayor cantidad de detalles realísticos.

André Lhote, Partie de rugby (Partido de rugby), 1937. Óleo sobre lienzo,89,7 x 116,7 cm. Saint Quentin, Musée Antoine Lécuyer. Foto: Rugby-Pioneers
El rugby en Francia en la segunda década del Novecientos
André Lhote nació y vivió en Burdeos, la ciudad del Stade Bordelais, que en aquella época era uno de los más importantes clubes de rugby francés: había ganado siete campeonatos y disputado cinco finales. El único equipo con más títulos (ocho) era el Stade Français de París, gran rival del Stade Bordelais a partir de la final del campeonato de 1901: en el campo ganaron los bordeleses, pero la victoria fue adjudicada a los parisinos en los despachos.
En un post anterior hemos visto que el campeonato francés de rugby a partir del año 1892 estaba organizado por la Union des sociétés françaises de sports athlétiques (USFSA), una federación polideportiva que gestionaba todo el deporte francés. Gracias al apoyo de la USFSA y de su primer secretario de Coubertin, el rugby se convirtió en el deporte de equipo más seguido en Francia: en los años que precedieron a la Gran Guerra, las finales del campeonato atraían a un público comprendido entre los 12.000 y los 20.000 espectadores. Dichas multitudes aportaban grandes cantidades de dinero a las arcas de los clubes, que utilizaban para hacerse cada vez más fuertes. Aunque el rugby francés era oficialmente amateur, se sospechaba que los clubes pagaban a escondidas a los mejores jugadores: resumiendo, en Francia reinaba el profesionalismo enmascarado de amateur. El comienzo de la Gran Guerra en el año 1914 provocó la suspensión del campeonato, que se retomó en el año 1920 bajo la gestión de la Fédération française de rugby (FFR), fundada el 13 de mayo de 1919, que heredó la sección de rugby de la USFSA.
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