
Bart van der Leck, Voetballers met scheidsrechter (Futbolistas con árbitro), 1913. Caseína sobre Eternit, 41 x 71 cm. Colección particular
Hagamos un viaje a la cuna del fútbol total, el Amsterdam de Jack Reynolds (entrenador del Ajax en 1915-25, 1928-40 y 1945-47) y su discípulo Rinus Michels (que llevó a los Lanceros al éxito europeo de 1965 a 1971 y guió a la selección naranja en la Copa del Mundo de 1974 y a la Eurocopa de 1988), para hablar de uno de los cuadros de fútbol más originales: Voetballers met scheidsrechter (Futbolistas con árbitro), de Bart van der Leck, de 1913. Es la primera obra de arte centrada en un colegiado; puede parecer extraño, pero este protagonista del espectáculo futbolístico no aparece en ninguno de los cuadros vistos hasta ahora, ni siquiera en El saque de esquina, de Hemy, que parece casi una crónica. Futbolistas con árbitro data de 1913; el mismo año que Boccioni pintó su Dinamismo de un futbolista, pero no podría ser más diferente en estilo e intenciones; por su lenguaje figurativo deliberadamente arcaico, puede compararse con Síntesis de un partido de fútbol de Carrà de 1934, aunque tenga referencias culturales muy distintas. Conozcamos pues mejor a Bart van der Leck y el entorno cultural y social en el que pintó su Futbolistas con árbitro.
Bart van der Leck (Utrecht, 26 de noviembre de 1876 – Blaricum, 13 de noviembre de 1958) a día de hoy no es muy fuera de los Países Bajos, a diferencia de Piet Mondrian, el pintor que con él (y otros artistas) inició el movimiento vanguardista De Stijl en 1917. Las composiciones abstractas de Mondrian – con sus líneas negras rectas y sus cuadriláteros blancos, rojos, azules y amarillos – alcanzaron éxito mundial y también se dieron a conocer al gran público gracias a la moda (pensemos en la colección inspirada en el artista holandés del modisto Yves Saint Laurent de 1965) y la publicidad (¿quién no se acuerda del machacón anuncio de los productos Studio Line de L’Oréal en los años 80?).

Piet Mondrian, Compositie met groot rood vlak, geel, zwart, grijs en blauw (Composición con gran campo rojo, amarillo, negro, gris y azul), 1921. Den Haag, Kunstmuseum Den Haag
Quizá no todo el mundo sepa que fue el propio Van der Leck, con obras como Trabajo portuario de 1916, quien orientó a Mondrian hacia esas zonas de colores uniformes que le harían famoso.
Para Van der Leck, el arte tenía una función social y educativa, es decir, debía partir de la realidad y, mediante la abstracción progresiva, sintetizarla en formas y colores puros para intentar revelar la verdad universal que se esconde tras las apariencias. Sin embargo, a diferencia de Mondrian, Van der Leck sólo logró la abstracción completa en un par de obras y prefirió no distanciarse completamente de la realidad: de hecho, ésta fue una de las razones por las que abandonó De Stijl ya en 1918.

Bart van der Leck, Compositie 1916 no. 4 (Composición 1916 n. 4), 1916. Otterlo, Kröller-Müller Museum
Futbolistas con árbitro precede en cuatro años a la experiencia de De Stijl, aunque esté lejos de la abstracción exhibe una simplificación formal muy avanzada, que recuerda curiosamente al antiguo Egipto. Durante su viaje a París en 1907, Van der Leck conoció el arte egipcio de las colecciones del Louvre y quedó impresionado; dichas imágenes le parecieron especialmente adecuadas para representar la verdad subyacente de las apariencias a las que aspiraba. También hay que señalar que Van der Leck solía inspirarse en la vida cotidiana de obreros, campesinos, artesanos y pequeños comerciantes; siendo un agudo observador de la realidad que le rodeaba, no se le podía escapar que, en Ámsterdam, la ciudad donde vivía en 1913, el fútbol era cada vez más popular entre todas las clases sociales. Veamos cómo era este deporte en los Países Bajos en 1913, sobre todo en la capital.

Bart van der Leck, Het uitgaan van de fabriek (Salida de la fábrica), 1910. Rotterdam, Museum Boijmans Van Beuningen
En aquella época, el Association football ya tenía una larga historia en el reino de los Orange.
La federación holandesa de fútbol se fundó el 8 de diciembre de 1889 y es la más antigua de Europa después de las cuatro del Reino Unido y de la de Dinamarca, que nació unos pocos meses antes, el 18 de mayo de 1889; la Nederlandse Voetbalbond (NVB) adoptaría en 1929 su nombre actual de Koninklijke Nederlandse Voetbalbond (KNVB), es decir, Real Federación Holandesa de Fútbol. En 1913, el fútbol holandés ya comprendía dos competiciones: la liga (desde la temporada 1888-89) y la copa nacional (desde 1898-99). ¿Cuáles eran los mejores clubes de Holanda en 1913? El campeonato de 1912-13 fue ganado por tercera vez consecutiva por el Sparta de Rotterdam, era su cuarto éxito en cinco años.
En 1913-14, el HVV Den Haag, que con sus diez campeonatos y la copa de 1902-1903 era el club más laureado del país en aquella época, volvió a ganar el torneo. En cuanto a la copa nacional, la edición de 1912-13 fue para el HFC Haarlem, que podía presumir de un respetable palmarés gracias a sus tres campeonatos y dos copas; en 1913-14, sin embargo, ganó el DFC Dordrecht, que obtuvo así el primer título de su historia. ¿Y los clubes de Ámsterdam? En 1913, los clubes de la capital no pasaban ciertamente por su mejor momento. En las temporadas 1912-13 y 1913-14, Ámsterdam sólo estuvo representada en la máxima división por el Ajax, que aún estaba lejos de sus primeros éxitos, y que llegarían en 1916-17 con el mencionado Jack Reynolds: fundado el 18 de marzo de 1900, el Ajax debutó en primera división en 1911-12 y, después de tres temporadas, descendió en 1913-14. En 1913, el único club de Ámsterdam con títulos en su palmarés era el RAP, que de 1891-92 a 1898-99 ganó cinco campeonatos y una copa nacional, logrando el primer doblete de la historia del fútbol holandés.
El RAP descendió en 1904-05 y nunca regresó a la primera división. A pesar de los tiempos nada estelares de sus clubes, en 1913 Ámsterdam contaba con una animada escena futbolística con un público cada vez más numeroso. Lo que le seguía faltando era un estadio a la altura de las circunstancias, pero esta carencia pronto se subsanaría con el nuevo estadio con capacidad para veintinueve mil espectadores que se inauguró en 1914 y que pasó a conocerse como “Het Stadion” (El Estadio).
Un estadio hermoso y de gran capacidad era motivo de orgullo para la ciudad de Ámsterdam y cumplía también una función social: promovía el respeto de las normas, la disciplina, el orden y la cooperación en el espacio y el tiempo del juego, es decir, el mismo sistema de valores en el que se basaba la vida laboral y social en los días laborables.
El estadio organizaba el lugar del espectáculo deportivo y dividía a los participantes en espectadores y protagonistas, asignando a cada uno su propio sector. A su vez, las zonas de espectadores se dividían en sectores populares y VIP, reflejando así las jerarquías sociales; lo mismo ocurría en el terreno de juego, donde se movían los jugadores y el equipo arbitral. Un partido de fútbol es una contienda lúdica entre dos grupos de individuos, en la que cada uno tiene su papel y debe actuar según unas reglas compartidas por todos. La tarea del árbitro y de los jueces de línea es hacer cumplir las reglas y sancionar cualquier comportamiento desviado; el más importante de este trío es el árbitro no sólo porque se mueve entre los dos equipos ejerciendo su autoridad mediante su silbato, un instrumento audible para todos los presentes en el estadio, sino también y sobre todo porque tiene la función fundamental de marcar el comienzo, las pausas y el final del tiempo reservado al juego. En esencia, si el estadio organiza el espacio de ese “ritual” colectivo que es un partido de fútbol, el árbitro controla su tiempo. Futbolistas con árbitro traslada este orden social a la imagen.

Bart van der Leck, Voetballers met scheidsrechter (Futbolistas con árbitro), 1913. Colección particular
Nos muestra dos equipos, cada uno representado por una pareja de jugadores, que se dirigen hacia el centro. No vemos ningún detalle ambiental porque Van der Leck no lo consideraba necesario: el fondo es totalmente neutro y abstracto, como en las antiguas pinturas egipcias. Lo que importa en el cuadro es la relación entre los protagonistas. Los atletas están todos rígidamente de perfil, como en las pinturas egipcias, observando atentamente al árbitro que se sitúa frontalmente, casi hierático, en una posición perfectamente mediana. El árbitro, ajeno a las miradas de los jugadores, dirige sus ojos hacia un punto neutro, subrayando su total imparcialidad. Si los jugadores visten sustancialmente como hoy, el atuendo del árbitro es más bien anticuado: lleva zapatos negros, pantalones largos grises, un curioso tocado del mismo color, camisa blanca, corbata roja y “chaqueta negra”. No es casualidad que exactamente en el centro del cuadro se encuentre la mano derecha del director del partido con el silbato: éste es, de hecho, el instrumento y el símbolo de su autoridad sobre los jugadores y el tiempo del partido. El cuadro tiene una estructura marcadamente horizontal, acentuada por las líneas paralelas de las camisetas. Desde el punto de vista de la composición, una obra con tantas horizontales sería desequilibrada si no estuviera contrapesada por una fuerte vertical, que aquí es el árbitro; igual de desequilibrado sería un partido de fútbol si las fuerzas en juego no estuvieran controladas por el colegiado. En conclusión, en Futbolistas con árbitro Van der Leck ha ido más allá de las apariencias y de las infinitas particularidades de la realidad para retratar el orden social que rige un partido de fútbol oficial, una verdad válida en todo lugar y tiempo.
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