
Armando Testa, Mostrami i denti (Enséñame los dientes), 1990. Acrílico sobre lienzo, cm 60 x 80. Colección particular
En mayo de 1990, la sociedad “Alberto Bolaffi Filatelistas y Anticuarios Filatélicos desde 1890” organizó en Turín la exposición Bianconero Granata colori ed emozioni. Torino e Juventus viste dagli artisti torinesi (Blanquinegro Granate colores y emociones. Torino y Juventus vistos por artistas turineses). Con esta iniciativa, Bolaffi – sociedad líder en el ámbito del coleccionismo (no sólo de sellos postales, sino también de monedas, carteles publicitarios y de cine, obras de arte, libros raros, joyas, relojes, recuerdos deportivos, etc.) – quiso promocionar y dar las gracias a Turín, lugar donde cien años antes, en 1890, Alberto Bolaffi decidió abandonar el comercio de bicicletas para centrarse en la filatelia, un sector entonces incipiente en Italia. Para la exposición, comisariada por el crítico de arte Paolo Levi, los artistas más importantes de Turín y Piamonte realizaron una obra sobre el tema Torino Juventus; Armando Testa envió el lienzo Mostrami i denti (Enséñame los dientes), que fue elegido para el cartel de la exposición y la portada del catálogo. La exhibición estaba patrocinada por el Ayuntamiento de Turín y formaba parte de las iniciativas relacionadas con la Copa del Mundo que iba a comenzar el 8 de junio; para este acontecimiento deportivo, el propio Armando Testa creó el cartel Torino ’90 Città Mondiale.
Volviendo a la exposición de Bolaffi, el título Blanquinegro Granate colores y emociones hacía hincapié en el aspecto cromático; en el catálogo, Alberto Bolaffi, homónimo nieto del fundador, explicaba lo siguiente: “con esta exposición nuestra intención era reunir los que probablemente sean los colores de la ciudad que más unen, que encierran relaciones y motivos a menudo comunes a los que alimentan la pasión filatélica”. Bolaffi añadía que el fútbol, entre los deportes, es el más popular, interclasista e intergeneracional, cualidades que también tiene la filatelia en el ámbito del coleccionismo, y concluía diciendo que, al igual que el nombre de Bolaffi vincula inmediatamente el imaginario de los coleccionistas con Turín, así Blanquinegro y Granate significan “Turín y muchas pasiones” para los aficionados al fútbol. Además, hay que añadir que fue precisamente en aquel Turín de finales del siglo XIX, donde comenzó la historia de Bolaffi en el mundo del coleccionismo, donde empezó también la historia del fútbol en Italia: repasemos brevemente las etapas que llevaron al nacimiento de la Juventus y del Torino.
Las primeras noticias del fútbol en el país transalpino se remontan a 1887, cuando Edoardo Bosio, contable en la sucursal turinesa de la empresa textil Thomas Adams de Nottingham, regresó a Turín tras un periodo de prácticas en la casa principal. Bosio trajo consigo algunos balones de fútbol y un gran deseo de seguir practicando el juego que había conocido en Inglaterra; con algunos colegas formó el Football & Cricket Club Torino, que utilizaba camisetas de rayas verticales rojas y negras con cuello blanco. El ejemplo de Bosio y compañía fue seguido en 1889 por algunos jóvenes aristócratas encabezados por el duque de los Abruzos Luigi Amedeo de Saboya y el marqués Alfonso Ferrero de Gubernatis de Veintimilla (uno de los fundadores de FIAT en 1899), que crearon un equipo con camisetas de rayas verticales amarillas y azules. Estos dos equipos duraron poco y se fusionaron en 1891 en el International Football Club de Turín, o Internazionale Torino, que primero utilizó camisetas granates y luego de rayas verticales blancas y negras, anticipando así los colores de los dos clubes turineses actuales. En 1894, el ya mencionado Marqués de Veintimilla fundó el Football Club Torinese (camisetas con franjas verticales amarillas), mientras que en 1897 la Reale Società Ginnastica de Turín, fundada en 1844, montó un equipo de fútbol con camiseta azul y franja horizontal roja. El 26 de marzo de 1898, el Internazionale Torino, el Football Club Torinese, la sección de fútbol de la Reale Società Ginnastica y el Genoa Cricket and Football Club (fundado el 7 de septiembre de 1893 por la comunidad inglesa de Génova) constituyeron en Turín la Federazione Italiana del Football, que organizó el primer campeonato de fútbol en mayo de ese año. Poco antes, en noviembre de 1897, se había fundado la Juventus, aunque no se estrenó en el campeonato hasta 1900, cuando el Internazionale Torino, por entonces escaso de socios, ya se había fusionado con el Football Club Torinese. En 1905, la Juventus ganó su primer campeonato, pero las posteriores tensiones internas provocaron la salida del club de algunos exponentes que, unidos a los miembros del agonizante Football Club Torinese, formaron el 3 de diciembre de 1906 el Torino Football Club. Así nacía el “derbi de la Mole”, el más antiguo de Italia. Ya en 1908, un viejo conocido nuestro, Domenico Maria Durante, pintor y portero de la Juventus de 1900 a 1911, unió por primera vez los colores Blanquinegro y Granate en el cartel publicitario de los balones Tuphine de la empresa G. Vigo & C.ia.
Cuando se habla de publicidad, no se puede dejar de mencionar a Armando Testa (Turín, 23 de marzo de 1917 – 20 de marzo de 1992), el rey de la publicidad italiana, autor de algunas de los carteles más famosos de la Italia de posguerra (Punt e Mes, Digestivo Antonetto, Caffè Paulista, Pirelli) y, con la llegada de la televisión, creador de invenciones memorables tanto para Carosello, el programa publicitario vespertino emitido por la RAI entre 1957 y 1977 (Caballero y Carmencita, el planeta Papalla, el hipopótamo azul Pippo), como para los modernos spots de los años siguientes.
La inagotable creatividad de Armando Testa era el resultado de una tensión constante hacia la modernidad y de una gran apertura mental hacia todo lo que le rodeaba; solía decir que “el ejercicio mental y la curiosidad continua son el alimento ideal para el cerebro de una persona creativa”.

Armando Testa, Punt e Mes, 1960; Café Paulista, 1960; Planeta Papalla para Philco, 1966; Pirelli, 1954; Digestivo Antonetto, 1960; Caballero y Carmencita para Lavazza, 1965
Si el Armando Testa publicitario es bien conocido, las investigaciones de los últimos años han puesto de relieve otro aspecto no menos importante de su actividad: la desarrollada en el campo del llamado arte puro, es decir, liberado de las necesidades del marketing y la comunicación con el gran público. Sí, porque Armando Testa era ante todo un artista que conocía a la perfección no sólo la producción figurativa del pasado, sino también la más actual de su tiempo.

Arriba a la izquierda: Senza titolo (Sin título), 1967-1985. Arriba a la derecha: Matisse Dance, 1987. Abajo a la izquierda: Cane da tabacco (Perro de tabaco), 1979. Abajo a la derecha: Spaghetti su tela (Espaguetis sobre lienzo), 1991. Obras de Armando Testa en colección particular
Entre sus artistas más queridos estaban Kazimir Malevič, que con su famoso Cuadrado negro de 1915 “demostró al mundo que un cuadrado sobre fondo blanco podía ser bello”, y Pablo Picasso, que en el Guernica había relatado los horrores de la guerra recuperando la incomparable fuerza expresiva del lenguaje de la infancia. No es casualidad que en la pared de entrada de su agencia de Turín, Testa quisiera que apareciese la frase “se necesitan muchos años para llegar a ser joven”, inspirada en Picasso. La recuperación de la imaginería infantil y de la dimensión lúdica era, para Testa, una herramienta esencial para escapar de la obviedad de la realidad y llegar a la creatividad: “la lógica es un defecto feo, al crecer, fatalmente, el hombre puede ser víctima de ella”, decía. En esencia, Testa no sentía ninguna diferencia entre su trabajo como publicista y su labor como pintor, porque ambos se caracterizaban por la necesidad de ser vanguardistas y desviarse de la norma lingüística vigente. Aunque en el campo de la publicidad tuvo que adaptarse a las exigencias de sus comitentes (“he perdido clientes por este amor al arte”), Testa supo sin embargo transmitir al público las formas, las invenciones y las fantasías del arte puro a través de su gráfica publicitaria.
Enséñame los dientes es un ejemplo de la extraordinaria capacidad de síntesis de Armando Testa, así como de su amor por el arte abstracto. En esta obra, la rivalidad entre Torino y Juventus se sintetiza en dos cuerpos esféricos Granate y Blanquinegro enfrentados en diagonal; estas dos formas elementales se amenazan mostrando unos afilados dientes que no son otra cosa que las palabras TORO y JUVE elaboradas hábilmente de forma gráfica. Obsérvese cómo este invento origina un círculo que parece girar en sentido contrario a las agujas del reloj, generando una sensación dinámica que habría gustado a los futuristas. La esfera es una de esas formas primarias tan queridas por Armando Testa que encuentra precedentes en su actividad publicitaria en los habitantes del planeta Papalla del famoso carosello Philco y, sobre todo, en el cartel de Punt e Mes Carpano. Este último es ya una imagen tan icónica que en 2015 fue solidificada en Sintesi 59, una escultura de acero de unos cinco metros colocada en Turín en la céntrica plaza XVIII de Diciembre, no lejos de la estación de Porta Susa, un lugar tan moderno y dinámico como las invenciones de Testa. En Enséñame los dientes, el fondo blanco realza las formas geométricas (como en el Realismo pictórico de un jugador de fútbol de Malevič), así como los colores uniformes (à la Mondrian). Con un lenguaje figurativo infantil, que recuerda a Picasso y Rousseau, Enséñame los dientes traslada la rivalidad deportiva entre Torino y Juventus a la dimensión lúdica – que debería ser la más normal ya que el fútbol no es más que un juego – y lo hace, como diría Testa, con “el mínimo de signos para conseguir el máximo de emoción” porque “cuando el elemento está superdecorado pierde esa sencillez que es el arte mismo”.

Benedetto Camerana, Sintesi 59 (Síntesis 59). Turín, plaza XVIII de Diciembre. Imagen: Arte.it
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