
Kazimir Severínovich Malévich, Realismo pictórico de un jugador de fútbol (Masas de color en la cuarta dimensión), 1915. Óleo sobre lienzo, 70,2 x 44,1 cm. Chicago, Art Institute
Realismo pictórico de un jugador de fútbol (Masas de colores en la cuarta dimensión) del pintor ruso Kazimir Severínovich Malévich es la primera obra de arte abstracto dedicada al fútbol. Los cubistas y los futuristas ya se habían acercado a la abstracción como vimos en los posts sobre Gleizes, Boccioni y Delanuay, pero nunca la alcanzaron totalmente porque en sus obras seguían estando presentes fragmentos de realidad. Sin embargo, con el abstraccionismo el arte se aleja completamente de la imitación del mundo externo.
El arte abstracto. El Suprematismo
Las primeras obras de arte abstracto fueron pintadas en Múnich en el año 1910 por el pintor ruso Vasili Kandinski. El adjetivo “abstracto” deriva del verbo latino abstrahere que significa quitar de en medio, alejar. ¿De qué se alejaba el arte abstracto? Obviamente de la realidad. Para Kandinski el arte tenía que liberarse de la imitación del mundo exterior para alcanzar una dimensión espiritual, inmaterial.
La base de la abstracción fue la convicción de que el lenguaje visual tuviese un valor creativo autónomo, independientemente de la imitación de aquello que nos rodea, exactamente como el lenguaje musical. Un cuadro no estaba exento de significado solo porque no representaba objetos reconocibles, sino que tenía un significado más profundo que había que buscar en líneas, formas y colores. Se puede decir, en pocas palabras, que para los artistas abstractos la imitación del mundo real distraía de la búsqueda de una realidad más auténtica que la aparente.
La máscara de la vida oculta el verdadero rostro del arte (Kazimir Malévich y Vladímir Mayakovski, Manifiesto Suprematista, 1915)
Kazimir Severínovich Malévich (Kiev, 23 de febrero de 1878 – Leningrado, 15 de mayo de 1935) definió como “Suprematismo” su particular abstracción; con éste término entendía la supremacía de la sensibilidad pura en el arte. Para que tal sensibilidad pura emergiese, el artista tenía que abandonar la imitación del mundo externo.
Los fenómenos de la naturaleza objetiva en si misma, desde el punto de vista de los suprematistas carecen de significado; en realidad, la sensibilidad como tal es totalmente independiente del ambiente en que surgió. Decisiva es, en cambio, la sensibilidad; a través de ella el arte llega a la representación sin objetos, al suprematismo. Llega a un desierto donde nada es reconocible, excepto la sensibilidad (Kazimir Malévich y Vladímir Mayakovski, Manifiesto Suprematista, 1915)
La obra que sintetiza mejor estas ideas es la célebre Cuadrado negro del año 1914-15, que Malévich definió “la primera forma de expresión de la sensibilidad no-objetiva”; en la pintura el cuadrado quiere representar la sensibilidad, mientras que el blanco es la nada, es decir aquello que está fuera de la sensibilidad.

Kazimir Severínovich Malévich , Cuadrado negro, 1915. Óleo sobre lienzo, 79,5 x 79,5 cm. Moscú, Galería Tretiakov
Según Malévich, el arte nunca había tenido una completa independencia porque estaba obligado a representar personas o cosas reconocibles para responder a exigencias materiales o religiosas. Con el Suprematismo el arte conquistaba finalmente su autónomo punto de vista con el cual considerar el mundo. Para Malévich el Suprematismo era el inicio de una nueva cultura, donde el hombre había conseguido finalmente su equilibrio.
Ahora que el arte ha llegado a ser el mismo, a su forma pura, no aplicada, por la vida del suprematismo, y que ha reconocido la infalibilidad de la sensibilidad no-objetiva, ahora intenta erigir un nuevo y verdadero orden, una nueva visión del mundo (Kazimir Malevich y Vladímir Mayakovski, Manifiesto Suprematista, 1915)
El jugador de fútbol de Malévich
Malévich pintó Realismo pictórico de un jugador de fútbol (Masas de colores en la cuarta dimensión) para la exposición Cero – Diez. La última exposición futurista de pintura que el artista ruso Ivan Puni y su mujer Ksenia Boguslavskaia organizaron en Petrogrado (la actual San Petersburgo) en el año 1915. La exposición presentaba a diez artistas que buscaban la base más elemental, el “cero”, de la pintura. El título evidenciaba la relación de dichos artistas con el Futurismo; después de todo, en los años precedentes Malévich se había adherido a dicha vanguardia y se había interesado por la representación del movimiento como demuestra el cuadro El afilador.

Kazimir Severínovich Malévich, El afilador, 1912-13. Óleo sobre lienzo, 79,7 x 79,7 cm. New Haven, Yale University Art Gallery
El futurismo ha incluido lo “nuevo” en la vida moderna: la belleza de la velocidad (Kazimir Malévich, Del Cubismo y el Futurismo al Suprematismo: el nuevo realismo pictórico, 1915)
No es por casualidad, que el cuadro sobre fútbol de Malévich tenga entre sus principales fuentes de inspiración Dinamismo de un jugador de fútbol de Boccioni, obra que era bien conocida por los artistas de vanguardia rusos. El título Realismo pictórico de un jugador de fútbol (Masas de colores en la cuarta dimensión) resume algunos conceptos básicos del Suprematismo y, al mismo tiempo, evidencia la distancia de Malévich del Futurismo. Aquello que del título puede parecer paradójico es el “realismo pictórico”: ¿qué entendía Malévich con este concepto? Para él el “realismo pictórico” era la superación de las investigaciones futuristas sobre el dinamismo y la llegada a una pintura basada en “masas de colores” que no tuviesen ya ninguna relación con la realidad. Esta nueva pintura no objetiva era el Suprematismo, que Malévich llamaba también el “nuevo realismo pictórico”, es decir la creación absoluta, el “cero de la forma”. Otro concepto importante dentro del título es la “cuarta dimensión”, del cual ya hablamos con el Cubismo de Gleizes; en general, se puede decir que para los artistas de vanguardia de la época la “cuarta dimensión” era el espacio que estaba fuera de nuestra percepción sensorial, el espacio de la sensibilidad pura, que hace que el mundo existente sea ilusorio.
Cuando pongo un nombre a cualquiera de mis pinturas, no deseo indicar las formas de buscar en ellas, sino que deseo sugerir que en muchas ocasiones he tratado las formas reales como base para masas pictóricas sin forma, de las cuales he creado una obra pictórica que no tiene ninguna relación con la naturaleza (Kazimir Malevich, 1915)
Por lo tanto, el título sugería al espectador un punto de partida desde el cual iniciar un recorrido de acercamiento al arte “puro”, a la “cuarta dimensión”: las “masas de colores” lo habrían guiado en ese viaje. De hecho, utilizando simplemente formas coloradas Malévich ha sabido transmitirnos mucho acerca del tema de su cuadro: el jugador de fútbol y su mundo. En el centro y en la zona superior domina la pareja de colores complementarios formada por el paralelogramo violeta y por el trapecio amarillo. Formas geométricas negras y azules separan esta área de otra más pequeña ocupada por otra pareja de colores complementarios: los dos rectángulos rojos y el círculo verde. A propósito, el azul utilizado es el “azul ultramar”, un color caro que no estaba al alcance de todos. Los colores complementarios se realzan entre sí y aumentan la luminosidad del blanco del fondo creando un vivaz contraste con el negro. Dicho contraste y la inclinación de las formas geométricas generan una sensación de movimiento, que dirige nuestra atención hacia el paralelogramo violeta en la parte superior. Se trata del cobalto violeta, un color que en la Rusia de las primeras décadas del Novecientos era muy caro y era sinónimo de modernismo europeo: de hecho, era conocido también como color “francés” o “burgués”. Por lo tanto, no sorprende la presencia de colores costosos en este cuadro dedicado al fútbol, deporte moderno y burgués nacido en Europa occidental que, en la Rusia de 1915 era practicado solo por burgueses acomodados.
El fútbol en Rusia antes de la Revolución de Octubre
El fútbol en la Rusia de 1915 era como el violeta cobalto del cuadro de Malévich: era una cosa importada de Europa occidental que solo unos pocos ricos podían permitirse. El Association football fue introducido en el imperio de los zares en las últimas décadas del Ochocientos por comerciantes, empresarios y diplomáticos provenientes del Reino Unido. El primer club fue fundado en 1879 en San Petersburgo, entonces capital de Rusia, y estaba reservado a los exponentes de la comunidad británica local como otros clubes fundados a continuación. Los primeros clubes “rusos” nacieron en San Petersburgo en el año 1897-1898; estaban formados por rusos ricos y varios extranjeros, sobre todo británicos, pero también franceses. En el año 1901 en San Petersburgo había ya un número suficiente de clubes para organizar un campeonato de fútbol: el primero disputado en Rusia.

El club de fútbol Saint Petersburg Circle of Sports Lovers en el año 1907. Foto: www.russianfootballnews.com
En la zona de Moscú el fútbol llegó hacia el año 1887 y fue importado por los hermanos Charnock, ingenieros ingleses llamados a trabajar en la industria textil de Orechovo. Otros emigrados ingleses contribuyeron a dar a conocer el fútbol a los moscovitas más ricos, que con el tiempo empezaron a interesarse y a fundar clubes. En Moscú el primer campeonato de fútbol fue organizado en el año 1910.

El equipo de los hermanos Charnock en el año 1910. Foto: Groundhoppers
La selección nacional de fútbol rusa nació en el año 1910 y ya en 1911 recibió el honor de desafiar en su propia casa a los maestros ingleses. El 6 de enero de 1912 fue fundada en San Petersburgo la Federación de fútbol de todas las Rusias, que se adhirió a la FIFA el 17 de julio de 1912 y que organizó un campeonato nacional ruso. La primera edición la venció un equipo de San Petersburgo, la segunda un club de Odessa; en 1914 el campeonato fue suspendido después de la entrada del imperio zarista en la Primera Guerra Mundial. En aquella época la Federación de fútbol de todas las Rusias tenía alrededor de 8.000 miembros, todos ellos exponentes de la clase adinerada al igual que el público que asistía a los partidos.
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