
Mario Moschi, Stop in corsa (Control en carrera), 1932-1937. Bronze. Berlín, Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (vista norte)
Pocos saben que en un parque del centro de Berlín se halla la estatua pública de fútbol más antigua de Alemania y que es obra de un artista italiano. Su título es Stop in corsa (Control en carrera), fue llevada a cabo en el año 1932 por el escultor Mario Moschi y llegó a su ubicación actual en el año 1937, en plena época nazi. El parque que la alberga se llama hoy en día Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (Parque deportivo de Friedrich Ludwig Jahn); esta gran área dedicada al deporte en el corazón del Berlín oriental fue nombrada así en honor del padre de los Turnen – la gimnasia alemana nacionalista y militar del Ochocientos – en el año 1952 por las autoridades de la DDR comunista. Antes el parque era conocido como Park zum Einsamen Pappel (Parque del Álamo Solitario), anteriormente como Exerzierplatz zum Einsamen Pappel (Plaza de Armas del Álamo Solitario) y perteneció al ejército alemán hasta el año 1912, cuando el ayuntamiento de Berlín lo adquirió.

Ernst Limmer, Fußballspiel auf dem Exerzierplatz “Einsame Pappel” (Partido de fútbol en la plaza de armas del “Álamo Solitario”), 1892
Fue justo en este lugar donde apareció por primera vez el fútbol en Berlín en los años Ochenta del siglo XIX; véase a tal respecto la estampa Fußball auf dem Exerzierplatz “Einsame Pappel” de Emil Limmer de 1892, el más antiguo testimonio artístico sobre fútbol en Berlín. En este lugar jugó los primeros partidos de su historia el club de fútbol más famoso de la capital alemana, el Berliner Sport Club Herta, fundado en el año 1892. Por lo tanto, Control en carrera se encuentra en un lugar importante para la historia de dicho deporte en la capital alemana. ¿Cómo llegó hasta allí en el año 1937?

Mario Moschi, Stop in corsa (Control en carrera), 1932-1937. Berlín, Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (vista sur)
En los años Treinta Mario Moschi era un escultor de éxito en Italia; sus obras, apreciadas por su equilibrio, composición y comprensibilidad, interpretaban en clave moderna la tradición clásica antigua y los maestros del Renacimiento italiano (Donatello y Miguel Ángel). Eso es evidente sobre todo en sus obras de arte dedicadas al deporte, que para los futuristas era uno de los símbolos de la modernidad. Además, en la época fascista el deporte adquirió una gran importancia a nivel tanto educativo como propagandístico; por un lado, era considerado útil para fortalecer física y mentalmente a los italianos y convertirlos en hombres de acción entregados a la conquista y la victoria. De hecho, se solía poner el deporte en relación con ideas fundamentales del fascismo como el dinamismo, la fuerza, la valentía, la juventud, el espíritu combativo y la destreza física. Por otro lado, el régimen consideraba el deporte – en especial el fútbol – un instrumento excelente para el control social y la propaganda política. Desde finales de los años Veinte el fascismo impulsó la construcción de estadios grandes y vanguardistas y ensalzó las victorias deportivas italianas; su objetivo era proyectar al mundo la imagen de un país joven, fuerte y ganador: a tal efecto el deporte – sobre todo el fútbol – se convirtió en una herramienta de política exterior. Por esa razón el fascismo fomentó la representación del deporte en todos los ámbitos, incluso el artístico; no es casualidad que a partir de la segunda mitad de los años Veinte varios artistas dedicaran obras al deporte, especialmente al fútbol.

Mario Moschi, Stop in corsa (Control en carrera), 1932-1937. Berlín, Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (vista este)
Control en carrera es la más famosa escultura sobre fútbol de Mario Moschi. El artista la exhibió con éxito en el año 1933 en la Primera exposición del Sindicato Nacional Fascista de Bellas Artes de Florencia y, en 1934, en la XIX Exposición Internacional de Arte de Venecia, donde la estatua obtuvo un gran éxito de crítica y público y fue galardonada con el premio del Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI). En el año 1936 Control en carrera fue enviada a Berlín para la exposición artística organizada en paralelo con la undécima edición de los Juegos Olímpicos. Aquí fue adquirida por el Consejo del Ayuntamiento de Berlín, que un año más tarde decidió ponerla en su ubicación actual en el Parque del Álamo Solitario, sobre un pedestal de piedra de tres metros de altura, para conmemorar el lugar en que el fútbol apareció por primera vez en la capital alemana. El monumento fue inaugurado el día 17 de agosto de 1937 en presencia de delegados del partido nazi y de la embajada italiana: cabe recordar que pocos meses antes, el 25 de octubre de 1936, la Alemania nazi y la Italia fascista habían firmado un acuerdo político conocido como Eje Roma-Berlín. No puede excluirse que las victorias de la selección italiana de fútbol hayan contribuido al éxito de la estatua de Moschi: en aquellos años la azzurra ganó la Copa Internacional de 1927-30 y de 1933-35, la copa del mundo FIFA de 1934 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.

Mario Moschi, Stop in corsa (Control en carrera), 1932-1937. Berlín, Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (vista norte con pedestal)
Bajo el perfil artístico Control en carrera exhibía un lenguaje clásico y realístico fácil de entender; por lo tanto, en el Berlín de 1937 parecía ajustarse al modelo de arte nazi; cabe recordar que Hitler era hostil a cualquier forma de arte vanguardista o modernista y, por lo que se refiere al deporte, consideraba el Discóbolo de Mirón del 455 a.C. como un modelo a seguir. Los escultores contemporáneos preferidos por el führer eran Josef Thorak y Arno Breker, creadores de imponentes desnudos masculinos al estilo antiguo, que sin embargo no tenían nada de las proporciones y la armonía del arte clásico y parecían más bien complacer los ideales nazis y la presunta perfección del hombre “de raza aria”. A pesar de su aparente realismo, la estatua de Moschi estaba muy lejos de esa cultura ya que representaba a un atleta equipado como un futbolista y no desnudo como un dios griego; además su tema era un deporte moderno y no una disciplina atlética al estilo antiguo; y por último no ensalzaba la supuesta superioridad de una raza, sino un deporte. Como su título sugiere, Control en carrera muestra el momento en que un futbolista que corre controla la pelota. A pesar de su estilo realista, la estatua no imita la realidad; de hecho, nadie podría controlar de aquella manera un balón sin caer al suelo; también la posición simétrica de los brazos es antinatural. El objetivo de Moschi no era imitar una jugada de fútbol, sino representar las cualidades físicas y morales del perfecto futbolista. El artista da una idea de la fuerza física del atleta conformando su cuerpo y miembros poderosos de una manera esencial, sin detalles inútiles. La posición no realista de pelota, piernas y brazos responde a la necesidad de crear un conjunto independiente, una arquitectura de formas que sugiera al espectador virtudes como el autocontrol y el equilibrio. Como ya he dicho, la estatua representa el momento en que el futbolista en carrera controla el balón, un movimiento simple en apariencia que requiere una gran técnica futbolística, quizás la cualidad más importante para Moschi. La cara del atleta está centrada en la acción y sus objetivos, que son el gol y la victoria. En esta obra, con una síntesis formal inspirada en el arte clásico, Moschi representa cualidades esenciales para un deportista ganador como la determinación y el espíritu de competición.

Mario Moschi, Stop in corsa (Control en carrera), 1932-1937. Berlín, Friedrich Ludwig Jahn Sportpark (vista oeste)
La estatua de Moschi sobrevivió a las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial; después del conflicto, acabó encontrándose en el área de Berlín bajo el control de la Unión Soviética. Como otros países comunistas, la Alemania del Este dio gran importancia a la actividad física. El parque que contiene Control en carrera se convirtió en la sede de una relevante manifestación deportiva anual, los “Días Olímpicos de Atletismo”; además, cerca de la estatua fue edificado el estadio donde jugaba el Berliner Fußball Club Dynamo, el club de la STASI, el temido Ministerio de Seguridad del Estado de la DDR. Parece que nadie en el Berlín oriental comunista se haya ofendido por el hecho de que Control en carrera fuera un legado de la época nazi; para todos se trataba simplemente de una bella estatua sobre fútbol ubicada en un lugar importante para la historia de este deporte en la ciudad. Hoy en día ocurre lo mismo. ¿Será porque Control en carrera transmite un mensaje que llega a todos los deportistas, sin importar qué ideas políticas tengan?
Deja un comentario